jueves, 29 de diciembre de 2016

Reseña: 'Cuando llega la luz'

cuando llega la luz, libro de Clara Sánchez

  • Título: Cuando llega la luz
  • Autora: Clara Sánchez
  • Páginas: 446
  • Precio: 20,90
  • Editorial: Destino
  • Argumento: Es la continuación de 'Lo que esconde tu nombre'. En el último año y medio la vida de Sandra ha dado un vuelco. Tras escapar de las engañosas redes de un grupo de ancianos nada inocentes instalados en el tranquilo pueblo de Dianium, se traslada a Madrid, donde da a luz a su hijo, Janín. Alejada del pasado, su nueva vida parece felizmente encauzada, pero un día, al recoger a Janín de la guardería, encuentra una nota anónima en su mochila: "¿Dónde está tu amigo Julián? Volverás a saber de nosotros". Después de mucho tiempo sin saber de él, tendrá que localizarlo y ponerlo sobre aviso. Mientras tanto, Julián pasa sus días en la residencia Los Tres Olivos. Desde que Sandra y él pusieron al descubierto el paradero de varios miembros de la Hermandad, él ha seguido empeñado en sacar a la luz la cara oculta de antiguos nazis instalados en la costa levantina. Ahora algunos, ya octogenarios, comparten residencia con el viejo Julián, quien deberá convivir con ellos en el anonimato para no ser descubierto.
  • Valoración: 2. Muy malo.

Es mi primera reseña en este blog y lamento que sea de uno de los peores libros que he leído en muchísimo tiempo: 'Cuando llega la luz', de Clara Sánchez. Mis expectativas previas eran considerables, pero el chasco ha sido aún mayor. Me decidí porque el argumento me atraía por razones que ahora no vienen al caso y porque me apetecía leer algo 'ligero', entretenido, que me distrajese por las noches en unos días marcados por densas lecturas obligadas de manuales de comunicación política. Las referencias que tenía de este libro, de hecho, no eran malas. Había incluso reseñas que justificaban su ascenso a los primeros puestos de las listas de ventas, afirmando que se trata de un libro fácil de leer, con una trama bien construida... 

Pues a mí me ha resultado un auténtico bodrio, con perdón. Malo de solemnidad. Más que leerse del tirón dan ganas de tirarlo por la ventana desde casi el principio. Más que una trama bien construida, ésta resulta plana, además de previsible y lenta en muchos momentos. Y los personajes no logran enganchar. Menos todavía los dos principales, Sandra y Julián, que supuestamente protagonizan "una historia de amor y coraje, de memoria y de culpa, de esperanza y fortaleza... un relato sobre la venganza, los límites de los mal y la fuerza que se esconde, casi invisible en el lado más oscuro del ser humano"; elementos todos ellos que así presentados pueden resultar atractivos y deben enganchar al lector.

La alternancia de narradores dificulta la lectura en demasiadas ocasiones, complicando así el seguimiento de la trama. Que los dos personajes principales de la novela se turnen en el relato de los hechos no aporta nada, si exceptuamos quizá un par de momentos concretos en los que ofrecen visiones diferentes de unos mismos acontecimientos, que, dicho sea de paso, tampoco es que sean determinantes. Si lo que pretendía Clara Sánchez era dotar así de mayor agilidad al texto, el efecto conseguido es el contrario.

Sin intención de destripar nada, no me resisto tampoco a comentar que el final -¡pocas veces he tenido tantas ganas de acabar un libro!- es además intrascendente, atropellado y aparentemente improvisado.

'Cuando llega la luz' ni entretiene ni emociona ni enseña ni transporta ni invita a reflexionar... Y así es imposible que un libro pueda considerarse bueno, al menos para quien suscribe. Leer sus 446 páginas ha sido un error, una pérdida de tiempo de la que me arrepiento. Avisados quedáis.

viernes, 23 de diciembre de 2016

No al libro electrónico

Lo siento. Lo siento por la industria y por quienes defienden con fervor las bondades del libro electrónico, pero yo no puedo con él. Lo he intentado. No solo en las diferentes tabletas que he tenido; llegué incluso a comprarme uno de esos dispositivos -pequeño y ligero, todo hay que reconocerlo-, pero ha acabado perdido en algún cajón de la casa. Ni siquiera sé dónde está. Es más, tampoco puedo asegurar que funcione. Y la verdad es que me da igual. Tras probarlo puedo asegurar que nunca, jamás, leeré un libro en uno de esos aparatejos.

No es porque esté en contra de las nuevas tecnologías. Para nada. Es más, me gusta estar al tanto de lo último, de los gadgets y las novedades. Nadie podrá 'acusarme', por ejemplo, de dar la espalda a redes sociales o a las últimas aplicaciones. Estoy al día de los avances en ordenadores, televisiones y todo tipo de dispositivos. Me encanta disfrutar de una película en 3D o un partido de mi Atleti en 4K. Conozco las últimas tendencias en materia de publicidad, marketing digital y comunicación política y empresarial (todo un mundo, por cierto), y disfruto cantidad echando unas partidas con la Play o la Wii. Pero, repito, el libro electrónico no ha conseguido engancharme. Y ahora toca argumentar.

libro electrónico

Prefiero el placer que proporciona tener un libro entre tus manos, ir pasando sus páginas y, sobre todo olerlo. Esto último debe ser una manía. Acercármelo a la nariz, cerrar los ojos y dejar que ese aroma a libro nuevo, a páginas vírgenes, me atrape supone para mí un placer extremo. Reconozco que lo hago bastante a menudo, casi siempre cuando quiero transportarme, imaginar algo relatado en las páginas que acabo de dejar atrás, dejarme atrapar por las trampas del autor o simplemente disfrutar con lo recién leído. Ese sentido de posesión, de que la historia me pertenece, o el poder subrayar algo, supongo que con la esperanza de que así se me quede grabado en la memoria para siempre, tampoco lo cambio por nada. Ni tan siquiera por la 'comodidad' que supuestamente supone almacenar cientos de títulos en un pequeño dispositivo o leer sin soportar el peso de un libro.

Llámame antiguo si quieres. No te ofendas si te digo que me importa más bien poco. Seguiré comprando, leyendo y almacenando libros. Seguiré visitando librerías e invirtiendo horas cotilleando en ellas. Esa magia, lo siento mucho, no la cambio por nada.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Lector compulsivo

Leer es una de mis pasiones. Disfruto con un buen libro. Creo que soy un lector compulsivo. Me temo que también un comprador compulsivo. Rara es la semana en la que no compro al menos uno, algo que debo reconocer que conlleva también algunos inconvenientes, sobre todo referentes al espacio (que le pregunten a mi esposa) y a la acumulación de títulos pendientes de leer. Esto último puede llegar a generarme cierta ansiedad, aunque pienso que estoy aprendiendo a sobrellevarla poco a poco. Incluso diría que es un estado que ha llegado a gustarme, quizá por la perspectiva continua de que algo bueno puede esperarme entre las lecturas que me aguardan. Confieso que en estos momentos mi estantería de 'pendientes' puede estar compuesta por más de una veintena de libros.

libro

Pienso que ser un lector compulsivo tiene sus ventajas. Por ejemplo, ser capaz de llevar varias lecturas a la vez. Igual puedo repartir mi tiempo entre una novela o dos novelas, un ensayo y un tebeo o un cómic, por ejemplo. Sí, un tebeo. O un cómic. Los hay muy buenos. Mejores que muchos libros. Auténticas novelas gráficas que pueden hacerme disfrutar tanto o más que una buena novela. Joe Sacco, Ibáñez, Ivá, Quino, Paula Bonet... El listado de autores sería bastante extenso.

Con un buen libro puedes emocionarte, entretenerte, aprender, divertirte, informarte, pensar, reírte, viajar... Todo ello a la vez ya sería demasiado, aunque se dan casos; pocos, la verdad, pero los hay. Pero yo soy de los que opina que en ocasiones basta con cumplir uno de esos objetivos para que un libro sea bueno. Por ejemplo, si yo compro un manual de marketing digital, lo que espero al leerlo es que me enseñe herramientas para desenvolverme con un mínimo de decencia en ese mundo; no aspiro a encontrar literatura de 'calidad' en sus páginas. Si cubro mis expectativas, ese libro, para mí, será bueno. Luego podrá, además, resultarme más o menos entretenido, más o menos divertido, más o menos eemocionante... Lo mismo podría decirse cuando compro un tebeo de Mortadelo: sé lo que me puede ofrecer y sé lo que espero, y si se cubren mis expectativas consideraré que se trata de un buen trabajo. O al menos que no me habrá defraudado.

De todo ello pretendo hablar en este blog. De libros y de todo lo que tenga que ver con ellos. No solo críticas de títulos que yo haya leído, también opiniones sobre cualquier aspecto relacionado, de mayor o menor actualidad. Desde un autor, una librería, un próximo lanzamiento, una adaptación cinematográfica, ventas, declaraciones, entrevistas... Da igual. No quiero poner límites. Al menos de momento. Quiero que este sea el blog de un lector compulsivo, en toda su extensión, con todo lo que eso conlleva. Para bien y para mal. Y, desde luego, lo que sí puedo garantizar desde ya es que siempre escribiré con la mayor libertad y honestidad, aunque en ocasiones pueda no gustar a alguien.

Te invito a que me acompañes en este viaje y, sobre todo, a que me ayudes con tus comentarios, sugerencias y opiniones, a que el resultado merezca la pena. Yo te abro mi biblioteca; te invito a que, si te apetece, tú hagas lo mismo con la tuya. 

Si quieres conocerme un poco mejor, en mi biografía, en este mismo blog, puedes saber algo más de mí. Aunque en este caso supongo que más que quién soy, importa lo que leo.