jueves, 3 de agosto de 2017

La edad de oro del cómic español

Como se apunta en un completo reportaje de El País publicado recientemente, yo también creo que el cómic español vive una edad de oro. No solo por la cantidad de obras que se editan, sino, sobre todo, por la calidad de muchas de ellas. Las hay que son auténticas obras de arte, novelas gráficas que consiguen transportarnos de una forma diferente pero tan o más atractiva a veces que una novela convencional.

Por ello considero que merece la pena probar con leer algunas de esas obras a las que se hace referencia en el mencionado artículo de El País. Porque el cómic en España es mucho más que Ibáñez y su genial Mortadelo y Filemón. Paco Roca, Miguel Brieva, Lola Lorente, Keko, Carlos Giménez, Álvaro Ortiz, Max, Miguel Gallardo y algunos otros son buena prueba de ello.

Vuelvo a dejar el enlace para despistado que no lo hayan visto en la primera línea de esta entrada.



También puede echarle un vistazo a esta lista de 25 joyas del cómic español del siglo XXI, publicada también en El País. Son 25 recomendaciones con breves explicaciones de cadda una de ellas. Ayuda a elegir.



lunes, 24 de julio de 2017

Ya está aquí




Ya está aquí, ya llegó... Y no es la Patrulla Canina; es mi novela 'La sombra del Führer'. Calentita, calentita. Recién salida del horno.

Hasta septiembre no podrá adquirirse en librerías y plataformas digitales, aunque hay unas pocas personas, de confianza, claro, que ya la están testeando. Me interesa conocer su opinión antes de que salga a la venta. Hay amigos, hay familiares, claro, pero también hay profesionales de quienes espero una visión quizá más 'técnica' de la criatura. Y en todos los casos estoy seguro que recibiré una opinión sincera que me ayude a 'defenderla' mejor cuando llegue el momento. En cualquier caso, solo deseo que la lectura les aporte algo, aunque sea mínimo.

Tic tac, tic tac.

viernes, 14 de julio de 2017

Reseña: 'Hitler', de Shigeru Mizuki


  • Título: Hitler
  • Autor: Shigeru Mizuki
  • Género: Novela gráfica
  • Editorial: Astiberri
  • Páginas: 288
  • Precio: 18 euros
  • Sinopsis: esta biografía desarrolla las etapas de una catástrofe implacable, marcada por el ruido de las botas. Aunque refleja la leyenda hitleriana, tanto la negra como la dorada, evita demonizar a un personaje que sigue siendo humano, demasiado humano. Refugiado en su búnker, el artista frustrado muere junto con el hundimiento de su obra, el Reich de los mil años, convertido en un cadáver anónimo en medio de millones de cadáveres. La fosa común de la historia engulle a las víctimas y sus verdugos. Las ruinas de Berlín hacen eco a las de Hiroshima y Nagasaki. La locura de Hitler es la locura de un hombre, la de todos los hombres.
  • Valoración: 7. Aunque con lagunas, entretenida y didáctica biografía gráfica de una de los personajes más complejos de la historia. Merece la pena, sobre todo si te interesa el tema.
Shigeru Mizuki está considerado uno de los creadores del llamado género yokai (manga de espíritus y demonios). Es uno de los mangakas más reconocidos de Japón y acumula un buen puñado de premios. La que nos ocupa es una novela gráfica publicada originariamente en la revista Shukan Manga Sunday entre mayo y agosto de 1971, y posteriormente recopilada en forma de tomo en marzo de 1972. Ya ha cumplido, por tanto, los 45 años, que no son pocos, y menos en obras de este tipo, pero mantiene toda su vigencia y fuerza. Tanto es así que ha sido ahora, hace apenas un mes, en junio, cuando Astiberri Ediciones se ha decidido ha publicarla en España. Todo un acierto.

No falta ninguno de los momentos históricos posiblemente más importantes de la vida de Hitler: sus frustrados intentos de ingresar en la Academia de Bellas Artes de Viena, los discursos de Nuremberg, la noche de los Cuchillos Largos, su fallido golpe de estado, la redacción del Mein Kampf, su peculiar relación con Eva Braun y su sobrina Geli, la batalla de Stalingrado, el desembarco de Normandía, la toma de Berlín, su ¿suicidio?... Todos aquellos, en definitiva, que sin duda ayudaron a forjar el personaje que fue y el que ha quedado dibujado para la Historia. Y en este caso considero que lo más importante es que todos esos acontecimientos los vivimos a través de él mismo en las páginas de esta novela gráfica.

Puede parecer algo exagerada la siguiente sentencia, pero creo que estamos ante una de las mejores biografías de Hitler. No la mejor, pero sí una de las mejores, pese a algunas lagunas, como el relato de algunos episodios concretos o que se haya limitado a una versión oficial de los hechos (sobre todo de la muerte) cuanto menos cuestionable. Y considero que lo es porque es concisa, completa y entretenida a la vez.

Quizá haya a quien no le guste que se presente un Hitler al que Mizuki humaniza, y en algunos momentos incluso parece justificar, aunque posiblemente lo haya hecho así para tratar de explicar uno de los mayores horrores de la historia, y por tanto, siendo en su esencia muy difícil de explicar. A este respecto conviene tener presente que el autor vivió en primera persona mucho de lo que se cuenta; no en vano, perdió un brazo luchando precisamente en el bando alemán.

Esta novela gráfica me ha supuesto una sorpresa de lo más agradable. Puedo asegurar que he leído bastante sobre este personaje, y me parece que aporta un enfoque diferente que puede acercar de forma amena una de las épocas más negras de la historia a muchos que quizá de otra forma ni se interesarían por ella. O lo haría de una forma muy diferente. Y ya solo eso creo que es un logro importante.

¡Ay, si en los colegios estudiasen obras como ésta en lugar de algunos libros de historia!

martes, 11 de julio de 2017

Por fin, la portada de 'La sombra del Führer'

Os presento la portada de mi novela La sombra del Fúhrer, que, tal como he comentado en alguna entrada anterior, está previsto que salga a la venta (en papel y e-book) en septiembre. Tengo que reconocer que hemos tenido bastantes dudas a la hora de decidirnos. Quizá sea algo arriesgada, pero creo que merece la pena que sea así. Y si además sirve para 'comunicar' algo, pues mejor que mejor. Nunca me han gustado las portadas clásicas, que no transmiten, que no comunican o cuya relación con el contenido del libro es poco menos que forzado. Como la mujer que pasea por la playa o los dibujos de flores en una novela de amor. 

También quería huir de la esvástica o la típica foto de Hitler, en parte para dejar claro ya con la portada que estamos ante una obra que poco o nada tiene que ver con la multitud de títulos que sobre el dictador alemán o la época nazi salen publicados cada año.

Recuerdo la sinopsis, por si alguno no está todavía al tanto:

Los libros cuentan que Hitler se suicidó en el búnker de la Cancillería de Berlín el 30 de abril de 1945. Pero, ¿y si esa versión oficial fuese falsa? Datos, informes y documentos incluidos en estas páginas lo ponen en duda, y sirven de argumento y excusa para una trama que juega a especular con lo que podría haber pasado si realmente el Führer hubiese logrado huir a Argentina. Un periodista, un alto cargo del Vaticano y una profesora están dispuestos a descubrir la verdad tras la muerte en extrañas circunstancias de un amigo. Jerez, Cádiz, Roma, Zahora, el Faro de Trafalgar, la playa de los Alemanes, Bariloche... Deberán recorrer para ello numerosos escenarios en una trepidante aventura en la que casi nada es lo que parece. Porque la verdad, en ocasiones, es muy lejos de lo que nos quieren hacer creer. 

El trabajo ya está en imprenta. Ya no hay, por tanto, marcha atrás. La suerte está echada. Ya solo queda que se impriman los ejemplares y se distribuyan por las principales librerías y se disponga en las principales plataformas de venta de libros electrónicos. Entonces llegará otra de las etapas complicadas, quizá la que menos me atrae, consistente, en defender mi criatura y promocionarla.

Espero que os guste.

Se admiten opiniones, críticas, sugerencias...

martes, 4 de julio de 2017

La importancia de una buena sinopsis


De vacaciones en la localidad bretona de Crozon, la joven editora Delphine y su marido escritor visitan una peculiar biblioteca que alberga los libros rechazados por las editoriales. Allí encuentran una obra maestra: 'Las últimas horas de una historia de amor', novela escrita por un tal Henri Pick, fallecido dos años antes. Pick regentaba una pizzería junto a su viuda Madeleine, y según ella nunca leyó un solo libro y mucho menos escribió nada que no fuera la lista de la compra. El libro se convierte en un éxito y provoca el boom editorial por los manuscritos rechazados y cambia el destino de muchas personas, incluido el de un crítico literario que duda de la versión oficial de los hechos y está convencido de que se trata de un elaborado plan de marketing.
No me digáis que esta novela, con esa sinopsis, no promete. 'La biblioteca de los libros rechazados', de David Foenkinos es un ejemplo de cuando un argumento, una trama, te puede empujar a comprar una obra. Como otras veces te puede llamar la atención una portada o el autor. Son las principales cartas de presentación, los escaparates que muestran las bondades del producto. De momento, en las pocas páginas que llevo leídas, no me ha defraudado. Todo lo contrario. Aunque eso tampoco es garantía de nada. Cuántas veces no hemos empezado a leer un libro que, tras un buen inicio, acaba desinflándose hasta convertirse en una obra tediosa. Porque a veces una buena idea no basta para que el resultado final sea bueno. Seguro que todos recordamos un buen puñado de casos. Uno de los últimos que yo recuerdo es el de 'Círculos', de Manuel Ríos San Martín.
A por ella.

martes, 27 de junio de 2017

Mi nueva criatura

No me extenderé demasiado en esta entrada. Lo justo para presentaros a mi nueva criatura, La sombra del Führer. Es una novela con la siguiente sinopsis:

Los libros cuentan que Hitler se suicidó en el búnker de la Cancillería de Berlín el 30 de abril de 1945. Pero, ¿y si esa versión oficial fuese falsa? Datos, informes y documentos incluidos en estas páginas lo ponen en duda, y sirven de argumento y excusa para una trama que juega a especular con lo que podría haber pasado si realmente el Führer hubiese logrado huir a Argentina. Un periodista, un alto cargo del Vaticano y una profesora están dispuestos a descubrir la verdad tras la muerte en extrañas circunstancias de un amigo. Jerez, Cádiz, Roma, Zahora, el Faro de Trafalgar, la playa de los Alemanes, Bariloche... Deberán recorrer para ello numerosos escenarios en una trepidante aventura en la que casi nada es lo que parece. Porque la verdad, en ocasiones, es muy lejos de lo que nos quieren hacer creer. 

La idea es que salga a la venta el próximo mes de septiembre y estamos trabajando para que se pueda adquirir en las principales librerías del país (en papel) y en las grandes plataformas digitales (e-book).

Siento vértigo. Mucho. No es una sensación nueva, aunque no por ello deja de resultarme extraña. Supongo que es normal. Siento ese vértigo en parte por ser mi primera novela -aunque no mi primer libro-. Es en realidad el primer paso en una carrera en la que me quedan muchos kilómetros por recorrer. Y creo que eso es precisamente lo que más me gusta, ese camino, ese viaje, ese aprendizaje, ese proceso que me transforme en un digno juntaletras. La meta está lejos, pero un poco menos que ayer.

El parto ha sido complicado. Todo el embarazo, en realidad. Eso también influye. Escribí la novela mientras mi hija, que en septiembre, justo cuando el libro salga a la venta, cumplirá 4 años. Así que tú mismo puedes echar las cuentas del tiempo que hace que la acabé.

Como no quiero daros la lata con el libro en este blog -aunque me permitiréis que haga alguna referencia al mismo cuando considere que hay algo destacado que tenga que ver con el mismo-, estamos creando un blog propio de la novela, y ya hay una página de Facebook (La sombra del Führer) y una cuenta de Twitter (@sombradelfuhrer) en las que puedes seguir todas las novedades del proceso de elaboración, así como artículos, noticias y reflexiones relacionadas con el argumento de la novela.

Os dejo un pantallazo de las tripas (maqueta) del libro, ya corregidas y con el visto bueno dado. Ahora ya solo queda ponernos de acuerdo con la portada, la impresión y la distribución.

¿Me acompañas en este viaje?

lunes, 19 de junio de 2017

Reseña: 'De qué hablo cuando hablo de escribir', de Haruki Murakami

  • Título: De qué hablo cuando hablo de escribir
  • Autor: Haruki Murakami
  • Editorial: Tusquets
  • Páginas: 304
  • Precio: 19,90 euros
  • Sinopsis: Haruki Murakami encarna el prototipo de escritor solitario y reservado. Se le considera extremadamente tímido y siempre ha reconocido que le incomoda hablar de sí mismo y su visión del mundo. Ahora, en este libro, rompe su silencio para compartir su experiencia como escritor y como lector. Reflexiona sobre la literatura, la imaginación, los premios literarios y la figura del escritor. Aporta ideas y sugerencias para los que afrontan el reto de escribir. Pero los lectores descubrirán en estas páginas, sobre todo, a la persona.
  • Valoración: 5. Ni frío ni calor. Para muy fans de Murakami.



Creo que ésta va a ser una de las reseñas más cortas que he escrito. No hay mucho que contar. No porque no merezca la pena nada de lo que hay en las 304 páginas de este libro, que algunas hay, desde luego, sino porque creo que esta referencia sobre la última obra de Haruki Murakami se podría resumir perfectamente con la manida frase de 'solo para muy fans'.

Comparto la idea del escritor japonés de que hablar del oficio de escribir implica hablar también de uno mismo. Y eso es lo que hace en este libro: reflexionar sobre su trabajo (me gusta ese concepto que tiene de su actividad) y sobre aquellos aspectos de su existencia que de alguna manera han tenido o tienen que ver con el mismo. Porque la experiencia vital de uno influye en su forma de escribir y de entender el oficio.

Así, por ejemplo, nos enteramos en estas páginas de que nunca le gustó demasiado estudiar, que siendo joven emprendió diferentes negocios con suerte muy diversa, que empezó a escribir tarde (a los 30), que gracias al premio que ganó con su primera novela encontró el valor para seguir escribiendo... También algunas 'costumbres' a la hora de trabajar, como que se marca la obligación de escribir 10 páginas diarias (la perseverancia para él es clave), sin preocuparle demasiado el resultado del primer borrador de la novela, ya que después se embarca en unas fases de reescritura, cuya descripción posiblemente constituya la parte más tediosa de De qué hablo cuando hablo de escribir.

Emplea un lenguaje sencillo, tanto que en ocasiones uno tiene la sensación de que está escuchándole en una conversación, y hay momentos en lo que peca de repetitivo. Y de una modestia a veces un poco cargante. Abusa del 'creo', 'pienso', 'opino'... Es muy evidente que le incomoda hablar de sí mismo.

Me quedo, eso sí, con una reflexión que realiza al final del libro y que supongo que, en cierta medida, es lo que ha pretendido transmitir con este libro: hay que observar más. Quizá nos perdemos demasiadas cosas por no hacerlo.

Uno está empezando ahora a descubrir la obra de Murakami. Y, de momento, lo que he leído, me está gustando. En breve me extenderé con alguna reseña. Creo, de hecho, que es uno de los escritores más interesantes del momento. De qué hablo cuando hablo de escribir, sin embargo, no le hace justicia. Insisto en la idea inicial: solo recomendable para muy fans de Murakami.

jueves, 8 de junio de 2017

Reseña: 'Manual para mujeres de la limpieza', de Lucia Berlin



  • Título: Manual para mujeres de la limpieza
  • Autora: Lucia Berlin
  • Editorial: Alfaguara
  • Páginas: 432
  • Precio: 20,90 euros
  • Sinopsis: Con su inigualable toque de humor y melancolía, Berlin se hace eco de su vida, asombrosa y convulsa, para crear verdaderos milagros literarios con episodios del día a día. Las mujeres de sus relatos están desorientadas, pero al mismo tiempo son fuertes, inteligentes y, sobre todo extraordinariamente reales. Ríen, lloran, aman, beben: sobreviven. En la lista de los más vendidos de Estados Unidos desde su publicación. Traducida a más de 14 idiomas.
  • Valoración: 9. Una maravilla.


¡Qué descubrimiento! Leer a Lucia Berlin es una gozada. Huele a verdad. Eso sí, deja un poso amargo, el de saber que no volverá a escribir (murió en 2004) y que, encima, su obra en castellano se reduce, de momento (espero), solo a la recientemente editada Manual para mujeres de la limpieza, una antología de sus relatos. Si 2016 quedará para siempre marcado en mi memoria, en lo literario, por las lecturas de las últimas obras de Felipe Benítez Reyes (El azar y viceversa) y Fernando Aramburu (Patria), tengo claro que este 2017 lo estará por este título, aunque fuese editado el año pasado.

(B.F. estaba) jadeando y tosiendo después de subir los tres escalones. Era un hombre enorme, alto, muy gordo y muy viejo. Incluso desde fuera, mientras recobraba el aliento, noté su olor. Tabaco y lana sucia, sudor rancio de alcohólico. Tenía unos ojos azules de querubín inyectados en sangre, y sonreía con la mirada. Me gustó de entrada.

Un juntaletras como yo se siente pequeño al leer a Lucia Berlin escribir algo así. Pero la satisfacción es tan grande que da igual. Podría llenar esta reseña de líneas y líneas comentando solo ese párrafo.

Algunos de los 43 relatos -aunque quizá fuese más apropiado llamarlos crónicas- son pequeñas obras de arte. Podría quedarme, por ejemplo, con Mijito, Mi jockey, Luto, Triste idiota, Mamá... Pero me parece una injusticia. Cada uno tiene algo que lo hace especial, diferente, único. Humor, melancolía, ironía, acidez, crudeza, dulzura, verdad... Transmite tanto y con una personalidad tan aplastante que uno tiene la sensación de viajar en una especie de montaña rusa a medida que va pasando las páginas. Hay frases que son auténticos mordiscos para el lector.

El de Berlin, una alcohólica inteligente y valiente que trabajó de todo para mantener a sus hijos, como bien la definía José María Guelbenzu en el diairo El Páis, es un caso peculiar. Empezó a escribir muy joven, pero a publicar tarde, ya en los últimos años de su vida. Y el reconocimiento como una narradora excepcional le llegó a finales del pasado siglo.

Han comparado su prosa con la de Proust, Chéjov, Munro o Raymond Carver. A mí me parece que la de Lucia Berlin es tan personal, tan diferente, que creo que la comparación puede llevar a quien no la haya leído todavía a equívoco. Podrá gustarle más o menos, pero lo que es seguro es que nunca antes habrá leído algo parecido.

Berlin escribe con honestidad, demostrando que en ocasiones el narrador es tan o más importante que la narración. Este libro podría considerarse una especie de biografía hacia la madurez de una mujer con una vida de lo más azarosa. Y, como decía al principio de esta reseña, huele a verdad.

Qué de cosas nos hemos perdido por no obervar. Lo decía no recuerdo quién en una reseña de este libro. Estoy totalmente de acuerdo. Es la gran certeza que me ha regalado su lectura. Y la decisión de que no estoy dispuesto a seguir perdiéndome tantas.

viernes, 26 de mayo de 2017

Reseña: 'Puntos de reflexión', de George Lakoff



  • Título: Puntos de reflexión. Manual del progresista
  • Autor: George Lakoff
  • Editorial: Península
  • Páginas: 248
  • Precio: 15,90 euros
  • Sinopsis: Con su anterior obra No pienses en un elefante George Lakoff convirtió la lingüística en el género de moda entre todos aquellos interesados en la política. Puntos de reflexión abunda en las teorías de su anterior libro y, además, se emplea a fondo en intentar desmontar uno a uno "los artificios demagógicos" de la derecha. El resultado: ideas y propuestas para articular el discruso de la izquierda moderna; un mensaje que encuentra cada vez más dificultades a la hora de llegar a los ciudadanos.
  • Valoración: 6,5. Te encantará si te gusta la política o comprenderla un poco mejor o te dedicas a la comunicación. Si no, dudo que te guste.


Acierta Ediciones Península reeditando este trabajo. La política, como la sociedad en su conjunto, está cambiando con rapidez y Puntos de reflexión, pese a estar escrito originariamente en 2006, no ha perdido su vigencia. Es más, ayuda a comprender algunos de los aspectos que caracterizan esa transformación. Porque a estas alturas dudo que alguien discuta que la comunicación se ha convertido en la herramienta principal de la actividad política y que la misma ya no se entiende sin los marcos. Es lo que este reputado lingüista llama "saber enmarcar los debates". Es el padre de una interesante teoría que sostiene que los 'frames' o marcos son estructuras mentales que le permiten al ser humano entender la realidad y, a veces, crear lo que entendemos por realidad. Afirma que los seres humanos pensamos en términos de marcos mentales y metáforas, y que cuando la información que recibimos no se ajusta a los marcos asumidos e incorporados a nuestro cerebro, nos quedamos con los marcos e ignoramos los hechos.

"Los marcos políticos -dice- son una aplicación práctica de la ciencia cognitiva. Facilitan nuestras interacciones más básicas con el mundo: estructuran nuestras ideas y nuestros conceptos, conforman nuestra manera de razonar e incluso inciden en nuestra percepción y nuestra manera de actuar. Por lo general, nuestro uso de los marcos es inconsciente y automático; los utilizamos sin darnos cuenta".

Muchos entendidos sostienen que el triunfo de Obama se debe precisamente, en gran medida, a la aplicación de esos principios. Yo descubrí a Lakoff gracias a su No pienses en un elefante, supongo que como la inmensa mayoría de sus lectores. En él se planteaban ya los aspectos más destacados de la ciencia cognitiva y su aplicación en la política. Lo que hace en Puntos de reflexión es abundar en todo ello, sirviéndose en una serie de ejemplos e incidiendo en la importancia de los valores. Sostiene que "el pensamiento es la primera forma de activismo". "En el fondo -añade- los movimientos son valores e ideas; la organización es crucial, pero tiene que realizarse en torno a algo". Los asuntos debatidos se olvidan, pero los principios y valores detrás de éstos se mantienen, sentencia.

Enmarca o pierde. Es su máxima. O, lo que es lo mismo, que el triunfo de una opción política depende en gran parte de ganar esa batalla. Una batalla que asegura que de un tiempo a esta parte están ganando de calle los conservadores. Y a este respecto pone ejemplos aún en la memoria de todos como los conceptos 'guerra contra el terrorismo' o 'alivio fiscal'.

Se lee fácil. está correctamente escrito y estructurado, aunque en ocasiones uno tenga la sensación de se repiten ideas y reflexiones con demasiada frecuencia. Si te gusta la política y/o la comunicación, debes leerlo. En caso contrario, éste no es tu libro.

jueves, 11 de mayo de 2017

Mi primera vez

Tenía 10 años. Cursaba quinto de EGB. Era un buen estudiante. Nada empollón, pero sí es verdad me costaba menos que a la mayoría aprenderme una lección o prepararme un examen. Esa facilidad me permitía dedicar más tiempo a lo que más me gustaba entonces: jugar con mis amigos y practicar deporte. Supongo que como al 99 por ciento de los niños con esa edad. También me gustaba leer tebeos. Eso sí, nunca antes me había dado por escribir, exceptuando las parrafadas que ya soltaba en las tarjetas de felicitación, que no podían faltar en mi casa cuando llegaba la Navidad o un cumpleaños.

Todo cambió una tarde. Lo recuerdo perfectamente. Estaba sentado en el escritorio de mi habitación dándole vueltas a cómo resolver la tarea que nos había mandado nuestra profesora, la señorita Aurora: escribir un cuento. Teníamos libertad absoluta, exceptuando el límite que nos marcaba un plazo de entrega que vencía al día siguiente. Me podía el agobio. No se me ocurría nada. Estaba bloqueado, así que decidí buscar inspiración en la colección de libros que había heredado de mi hermano mayor. Y la encontré. Vaya si la encontré. El segundo que saqué de una de las estanterías fue el que se puede ver en la imagen que ilustra esta entrada: Misterio de la cueva de los lamentos. Forma parte de la colección 'Alfred Hitchcok y los tres investigadores'. Aún hoy en día es posible encontrarlo en alguna librería de viejo o en plataformas digitales donde se venden libros de segunda mano.

No lo había leído ni nadie me había hablado de él. Pero su portada fue mi salvación. Me llamó la atención el dibujo con esos tres niños descubriendo asombrados una calavera dentro de una cueva. Activó un resorte dentro mi cabeza, y mi imaginación se disparó y empezó a funcionar a gran velocidad. Especulé sobre el motivo por el que estaban allí y qué andarían buscando esos chicos. Empecé a escribir y la historia brotaba sola: los detalles, los personajes, sus nombres, los diálogos, lo que les pasaba... No leí ni una sola línea del libro, me bastó esa portada para montar la historia. Fue una experiencia maravillosa que se prolongó durante unas dos horas. El impacto fue tal que todavía hoy, más de tres décadas después, la sigo recordando como si me hubiese ocurrido ayer. Se me escaparon, incluso, un par de gritos de emoción. A mí, a ese niño tan comedido para todo como era yo por aquel entonces.

Al día siguiente entregué mi tarea -mis siete hojas escritas a mano- con orgullo. La espera después hasta que la señorita Aurora nos devolvió el relato con la nota puesta se me hizo eterna. No estoy seguro, pero creo que tardó más o menos una semana. Y ahí estaba: un 10 bien grande y dentro de un círculo rojo en la parte superior derecha de la primera hoja. Y al final un comentario corto. No recuerdo lo que decía exactamente, pero sí que me felicitaba por el resultado y me animaba a seguir escribiendo. Pocas veces me he sentido tan bien.

Como decía, han pasado mucho años de aquello. 36 para ser exactos. Para mí fue, sin duda, una de esas experiencias que dejan huella. Hice caso a la señorita Aurora y escribí más cuentos. Muchos. Sin que ella ni nadie me lo pidiese. Los guardaba todos en una carpeta azul en el fondo de un cajón. Era como mi tesoro más preciado, más íntimo. Disfrutaba haciéndolo. Como también lo era jugando al fútbol o al baloncesto.

Poco después, con 11 años, decidí que quería estudiar periodismo en Madrid. Lo tenía muy claro. Y así lo hice llegado el momento. Ya en la universidad, en segundo curso, empecé a colaborar en un diario de tirada nacional, el ABC. Apenas tenía 19 años y yo sentía que estaba viviendo un sueño. ¡¡Mi firma en artículos del ABC!! Escribía, informaba, contaba historias... Y me acordaba de doña Aurora y su consejo.

Tras casi cuatro años años allí vinieron otros periódicos: Diari de Tarragona, La Gaceta de Salamanca, La Voz de Jerez (Vocento)... Calculo que habré firmado más de 4.000 artículos, entre noticias, reportajes, entrevistas, análisis y apuntes de opinión, en mis más de cinco lustros de ejercicio periodístico. Da vértigo solo pensarlo. Y tres libros: uno secuestrado judicialmente, otro publicado y un tercero ya cocinado. Echo la vista atrás y me siento bien. Porque he hecho lo que me gusta. Me he pasado la vida escribiendo y lucharé por seguir haciéndolo. Es lo que quiero. No sé si lo hago bien, mal o regular, pero es lo que me gusta. Hay veces que no sé expresarme de otra manera. Siempre he pensado que quizá por eso me veo tan reflejado en el personaje de Unax Ugalde en una de mis películas preferidas, Báilame el agua. Como le sucede a él, un papel y un lápiz son a veces mi mejor refugio.

De vez en cuando veo a doña Aurora por Rota. Nos saludamos con cariño, hablamos y nos ponemos al día de nuestras vidas. Pero nunca he sido capaz de contarle nada de esto. Creo que debería hacerlo. Le daré también las gracias. Tampoco lo he hecho nunca.

También buscaré esa carpeta azul con mis cuentos la próxima vez que vaya a casa de mis padres. No sé si la encontraré. Ni siquiera sé si sigue existiendo. Prometo que si la encuentro, colgaré ese cuento en este blog.

martes, 2 de mayo de 2017

¿Hacia una sociedad más idiota?

Recientemente hemos podido leer en diferentes medios sobre la desaparición de la asignatura de Literatura Universal del bachillerato. Y, claro, de golpe, muchos nos lanzamos a criticar la decisión y advertir de la inminente llegada del apocalipsis. Es lo que tienen las redes sociales y la sociedad de la prisas y la desinformación en la que vivimos; una segunda lectura, más calmada nos vuelve a aportar los matices que dibujan una noticia algo diferente. Resulta que la desaparición de la asignatura no es tal realmente, sino que deja de ser optativa en segundo de bachillerato y pasa a primero. Evidencia, en cualquier caso, que no hay intención, al menos de momento, de apostar demasiado por la literatura como pilar de la educación de los jóvenes, como sucede con la filosofía

Se confirma, por tanto, que la asignatura ha quedado definitivamente relegada a un segundo plano, después de que hace tiempo ya se fusionasen en una sola los conocimientos de Lengua Castellana y Literatura. Y conviene recordar que el docente correspondiente es responsable de la comprensión lectora, de la ortografía, de la expresión, de los comentarios de texto, de los análisis sintácticos, de los conocimientos literarios... Vamos, de nada importante, por lo que se ve, para quienes tienen el poder de decisión. 

Recuerdo que no hace tanto, cuando uno cursaba BUP unas tres décadas atrás, se estudiaba Lengua Española en primero, Literatura en segundo y Lengua Española en COU. Además, quienes como yo optasen por la llamada rama de Letras podían cursar, si no me falla la memoria, Literatura Española como optativa en tercero y en COU. Todo ello sin contar con Latín, Griego y Filosofía, que también contaban con su espacio propio.

No se la han cargado de golpe; lo están haciendo poco a poco, sin que se note demasiado. Está claro que no están por la labor de enseñar a los jóvenes de hoy y de mañana a razonar. a leer, a preguntarse cosas, a analizar con espíritu crítico, porque hay quienes prefieren que se sigan dando pasos hacia una sociedad más idiota, más sumisa, menos libre. Ahí radica la importancia de la cuestión.

Hay una realidad incuestionable que tampoco debemos obviar: los jóvenes, por regla general, no sienten atractivo por la literatura. Se lo leía recientemente a un lector en una carta al director de un diario. Y no le falta razón. La sociedad actual lo impide y el sistema educativo, desde luego, no hace nada por remediarlo. Me pregunto si también cada uno de nosotros intentamos hacer algo para remediarlo o preferimos mirar hacia otro lado.

miércoles, 26 de abril de 2017

Reseña: 'Mientras escribo', de Stephen King



  • Título: Mientras escribo
  • Autor: Stephen King
  • Editorial: DeBolsillo
  • Páginas: 320
  • Precio: 9,95 euros.
  • Sinopsis: Stephen King abandona su universo literario para centrarse en su propia persona. Autobiografía selectiva de su infancia y juventud, al tiempo que ensayo sobre el arte de narrar historias. Satisfará la curiosidad de todos sus lectores por conocer las facetas privadas del autor y sus opiniones y puntos de vista acerca de la literatura, centrándose muy especialmente en todos los trucos, claves y secretos que, según él, debe dominar un novelista para atrapar el interés del lector. 
  • Valoración: 6,5. Ameno, interesante y sincero, aunque con altibajos. Fácil de leer.

Estamos ante una rareza de Stephen King. Nada que ver con el resto de su extensa obra. No es una novela fantástica ni de terror ni de ciencia ficción; es un ensayo sobre el oficio de escribir y sobre algunas de sus experiencias vitales más importantes, especialmente esos momentos que considera que, de una manera u otra, han influido en que haya acabado convertido en un 'contador de historias' que vende libros como churros. Y advierto que, antes, solo había leído de él La milla verde y Cementerio de animales. No me llamaba especialmente la atención su obra, pero debo reconocer que de un tiempo a esta parte ha empezado a hacerlo, y que, tras leer Mientras escribo, esa curiosidad ha aumentado considerablemente. Puede que más de uno pueda pensar que estamos ante un autor que no destaca precisamente por su calidad literaria, pero sabe entretener, y en ocasiones uno busca solo eso cuando abre un libro. Igual que a uno le puede gustar alternar en su dieta la cocina más elaborada con comida rápida. Y que levante la mano quien no haya pecado en alguna ocasión comiendo en un McDonald's o un Burger King.

Me ha gustado la sinceridad que desprenden sus reflexiones, cualidad, por cierto, que considera fundamental para cualquiera que quiera dedicarse al oficio de escribir. Es sincero sobre sus defectos, sus limitaciones, sus manías, sus pensamientos, los libros propios que reconoce como malos, sus problemas con el alcohol y las drogas, y cómo éstos han causado, incluso, que no recuerde cómo ha escrito varias partes de algunos de sus títulos, como Cujo... Y lo cuenta todo con un estilo aparentemente espontáneo que hace que se lea con facilidad. 

Apuesta por la historia como elemento más importante de cualquier novela. Considera que todo debe supeditarse y girar en torno al objetivo de atrapar al lector. La calidad literaria queda en un segundo plano para él. Lo reconoce sin pudor. Odia el abuso de adverbios y prefiere un lenguaje directo y sin demasiadas florituras. ¿Para qué contar algo en un párrafo de diez líneas si puede hacerse con una sola frase?, viene a decir.

Más allá de afirmaciones como éstas y de que podamos estar más o menos de acuerdo con ellas, lo cierto es que las páginas de Mientras escribo evidencian que a King le gusta lo que hace. Disfruta escribiendo, es evidente, aunque el ejercicio en ocasiones venga acompañado de sinsabores, miedos y dudas.

Entre las experiencias vitales a las que se refiere en el libro, me quedo con el atropello que sufrió y que estuvo a punto de acabar con su vida precisamente cuando estaba escribiendo este libro. Lo relata como si fuese una de sus novelas, reconociendo que fueron precisamente sus ganas de seguir contando historias las que posiblemente más le ayudaron a salir adelante.

Para los lectores españoles quizá sobre la parte en la que se refiere a los agentes literarios, una figura que apenas se lleva en este país pero que en Estados Unidos siempre se ha considerado casi imprescindible, con sus ventajas e inconvenientes. Aquí no tienen sentido, por tanto, sus consejos sobre cómo y dónde buscarlos.

A finales del pasado año salió a la venta esta nueva edición de Mientras escribo en formato bolsillo, una vez que la anterior ya llevaba un tiempo descatalogada. Es un buen momento, por tanto, para hacerse con un ejemplar y descubrir algo más de un autor que convierte en oro todo lo que escribe. Eso sí, puede que no resulte demasiado fácil de encontrar. Está muy demandado, pese a que en su día apareció sin hacer demasiado ruido. Y hoy en día es, incluso, recomendado en algunas universidades y talleres de escritura. Tengo dudas de que se apara tanto, pero entretiene y seguro que no defraudará a los seguidores de Stephen King.

miércoles, 19 de abril de 2017

'Kobane calling' y 'Dad': pequeñas obras de arte en formato cómic

Ando últimamente con los cómics. Siempre he sido aficionado, pero de un tiempo a esta parte quizá un poco más. Joe Sacco, Harley Quinn, Batman, Mafalda, TBO, Superlópez, Mortadelo y algún que otro vuelven a ocuparme agradables ratos de lectura. Pero también he descubierto el placer de buscar y conocer nuevos autores y personajes. Y entre los hallazgos más recientes me quedo, sin duda, con las obras de Zerocalcare y Nob.

'Kobane Calling' de Zerocalcare me parece sublime. Es una crónica en formato cómic sencillamente magistral. En este caso es la crónica de dos viajes del autor a Kurdistán, a la franja de Rojava, donde viven más de cuatro millones de kurdos y que se ha visto marcada también por la presencia de Estado Islámico. No tiene nada que ver con lo que nos muestran los periódicos o los telediarios.
kobane calling

Se trata, como bien recoge la sinopsis de esta obra, de la crónica de "una utopía sin igual en Oriente Medio, en el ámbito musulmán y quizá incluso en el mundo". De una lucha por la libertad sexual, social y religiosa. Y Zerocalcare la realiza con un estilo propio, único, con pasión, ironía y un humor que rebosa personalidad, consiguiendo completar una obra redonda en todos los sentidos; una pequeña obra de arte de 240 páginas de lo más divertida. Merece mucho la pena, de verdad.

Lógicamente, entre mis próximos objetivos están dos de sus obras anteriores, las dos que me constan que han salido a la venta en España de este autor italiano de cómics: 'La profecía del armadillo' y 'VIP', ambas editadas el año pasado.

Nob es quizá más ligerito, pero también me ha resultado muy divertido. En este caso lo he descubierto a través de su simpática serie 'Dad', compuesta por tres tomos. Dad es un PADRE SOLTERO que trabaja a tiempo completo cuidando a su cuatro hijas (desde una bebé hasta una joven universitaria), cada una de una madre distinta, sin descuidar su carrera de actor en paro.

Ya te puedes imaginar el juego que puede dar todo ello. Estamos de nuevo ante un planteamiento original, interesante y divertido. Y no defrauda. Hace reír, emociona y divierte a través de unos guiones transversales e inteligentes, y que en ocasiones introducen sutilmente temas con los que buena parte de la sociedad actual puede sentirse incómoda.

Las de 'Dad' son series de historias cortas y desenfadadas, repletas de ternura e ironía, que nos presentan un modelo de familia nada convencional, en el que las madres de las chicas juegan papeles de lo más dispares; lástima que aparezcan tan poco en las historias, salvo contadas excepciones.

Qué queréis que os diga, pero a mí me han enamorado tanto el italiano Zerocalcare como el francés Nob. Cada uno con su estilo, nada parecidos, pero con un denominador común: la importancia del mensaje. Ambos buscan, además de ofrecer diversión, que ejercitemos el cerebro, que reflexionemos. Encima lo hacen muy bien. Y eso, hoy en día, ya es mucho.

lunes, 17 de abril de 2017

Reseña: 'Círculos', de Manuel Ríos San Martín




  • Título: Círculos
  • Autor: Manuel Ríos San Martín
  • Editorial: Suma
  • Páginas: 424
  • Precio: 17,90 euros
  • Sinopsis: En Londres, en una sociedad hiperconectada en la que la gente vive obsesionada por la pequeña pantalla, la violencia y las redes sociales, un concursante muere en directo en un programa de televisión. Inmediatamente se convierte en trending topic mundial. ¿Podría ser intencionado? El inspector Jellineck, un policía desencantado, áspero y harto de la vida, se hace cargo de la investigación. Es el único que piensa que el incidente puede ser algo más serio de lo que parece. Patrizia, una chica en guerra con el mundo, está convencida de que es necesario hacer algo rotundo y se vincula a un grupo de jóvenes activistas que quieren cambiar el rumbo de la sociedad. Y entonces, una interferencia en la señala de televisión anuncia: "Os voy a joder la vida. A todos".
  • Valoración: 5,5. Empieza bien pero se desinfla rápido.


Esta es una de esas novelas que compras por la sinopsis. Al menos es lo que me sucedió a mí y supongo que a otros muchos que hayan apostado por ella. Es de las que invita a comprarlo. Quizá sea un ejemplo de buena mercadotecnia de libros, de cómo debe ser un resumen de apenas una decena de líneas al servicio del producto que se vende. Promete, además, una lectura interactiva, lo que supone otro ingrediente para llevártelo si te apetece leer algo nuevo y diferente.

Pero el 'zasca' no tarda en llegar. Con esto no quiero decir que sea un bodrio. No. Aunque la verdad es que tampoco es una maravilla. Se trata de una buena idea no excesivamente bien desarrollada. Entretiene, sí, pese a que hay momentos que se hace algo pesado. Da vueltas sobre las mismas ideas una y otra vez, en ocasiones de una forma demasiado evidente, tanto que uno tiene la certeza de saber lo que va a pasar después. Y, lo que es peor, cómo va a acabar todo.

Eso sí, el planteamiento, pese a todo, es interesante. Un thriller futurista, crítico con la sociedad actual, especialmente la televisión y las redes sociales, con un arranque atrevido y original, y por momentos trepidante; lástima que pierda fuerza demasiado rápido y los altibajos tras las primeras 100 páginas conviertan la lectura en una especie de montaña rusa.

Está correctamente escrito y bien estructurado. Se nota que su autor, Manuel Ríos San Martín, es guionista de televisión y conoce las técnicas para enganchar al lector. No me sorprendería, de hecho, que esta novela, cuyo éxito en internet la llevó al papel, acabe en la pequeña pantalla. O en la grande.

De los personajes me quedo con momentos del inspector Jellineck y con la joven e intrigante Patrizia, de quien borraría el final.

Ah, y lo de lectura interactiva, a medias. No esperes mucho más allá de una web en la que se amplían contenidos del libro. Nada demasiado nuevo, en definitiva. Y es una pena.

jueves, 6 de abril de 2017

Escribir



¿Por qué y para qué escribo? Me lo pregunto muchas veces, y las respuestas no son siempre las mismas. Varían, supongo que por múltiples razones. A veces pienso que es una necesidad vital. Otras que lo hago porque no tengo mejor forma de expresar una idea, unos sentimientos, un camino... Incluso hay ocasiones en que simplemente me sale; los dedos empiezan a teclear y no hay forma de pararlos. Lo que sí tengo claro es que no escribo para que me lean. Bueno, a todos nos gusta que lo hagan, pero quiero decir que no es la principal motivación que tengo cuando me siento delante de un ordenador. Quizá sea por las casi tres décadas de profesión periodística que llevo a mis espaldas, que dan para que uno se haya acostumbrado ya a ver su nombre firmando artículos, reportajes y entrevistas de todo tipo. Y quizá también por mis experiencias editoriales pasadas. Han pasado ya unos cuantos años de éstas y ahora, cuando acabo de concluir mi primera experiencia en un premio/concurso literario, creo que es momento de recordarla y relatarla para cerrar definitivamente unos capítulos de mi trayectoria que acabaron con mis ganas de repetir. Porque el tiempo siempre regala visiones más objetivas, más serenas y más sinceras de las cosas. Y porque en mi caso todo está relacionado. Me explico.
escribir


Tengo el dudoso honor de ser el primer autor en este país al que secuestraron judicialmente un libro antes de que viese la luz. Por tanto, antes de que ni tan siquiera se conociese su contenido. Tal cual. Iba a ser un lanzamiento brutal. Exagerado, quizá. Una primera tirada de 20.000 ejemplares, con una promoción por todo lo alto, con el avance del primer capítulo en primicia en una importante revista de tirada nacional... Muchos se preguntarán cómo es posible. Pues por el único error que considero que se cometió antes de que estallase la bomba: avanzar el lanzamiento del libro en la web de la editorial con una sinopsis que, aunque cumplía su objetivo de ser un buen cebo, dio pie a que pidiesen el secuestro cautelar (recalco lo de cautelar) del libro. El juez accedió a cambio de una fianza de medio millón de euros.

Todo se convirtió entonces en una locura que recuerdo como una película pasada a cámara rápida. Prisas y confusión. Más de un centenar de entrevistas en tres semanas. Creo que hablé hasta con la gaceta de la parroquia de Villarrobledo de las Penas Mayores. Y de fondo, una guerra entre productoras y cadenas de televisión en la que me vi envuelto sin quererlo. Yo solo contaba en mi trabajo la trastienda de un concurso de televisión que había batido récords de audiencia y que se había convertido en todo un fenómeno en este país. Nada trascendental, en cualquier caso. Sí, como muchos de los que no conociais esa parte de mi vida ya habréis adivinado, se trataba de Operación Triunfo. Llegaron a mí documentos y contratos demoledores y como periodista valoré que era un material interesante para publicar, idea que avaló una potente editorial con la que firmé´el contrato correspondiente.

El juez vino a decir que si se quería comprobar que La cara oculta de Operación Triunfo, que era como se titulaba, dañaba el honor del concurso y su productora, ésta debía depositar una fianza de medio millón de euros para compensar posibles daños que la decisión pudiese acarrear. Lo hizo al día siguiente. El dinero no era problema para ellos. Todo esto sucedía justo en el momento en el que el concurso estaba a punto de iniciar su cuarta edición en una nueva cadena, con una expectación mayúscula. Y cuando ya se habían impreso casi 10.000 ejemplares, que se dice pronto. Ya se pueden imaginar lo que eso suponía a todos los niveles, para bien y para mal. Se abrió entonces un proceso judicial en el que debo reconocer que me acabé perdiendo tras ir a declarar al juzgado y responder a las preguntas de una batería de abogados que la otra parte desplegó, supongo que con la intención de acojonarme o al menos ponerme nervioso. Debo reconocer que lo primero no lo consiguió, pero lo segundo sí.

Para no aburrir con detalles sobre dicho proceso, resumiré diciendo que ganaron los 'malos'. O los 'buenos', da igual. Esa vez, David no pudo con Goliat. Supongo que decir, más de una década después, que sigo estando convencido de que la razón estaba de mi parte importa ya poco. Perdí, y debo reconocerlo. Las que yo creo que fueron las razones permitidme que me las guarde para mí.

Esa aventura, con su correspondiente exposición mediática, tuvo una ventaja: me llegó mucho más material y nuevos testimonios que reforzaban lo que se decía en aquél trabajo. Y como el juez lo que prohibía era la reproducción solo de un par de párrafos concretos, decidí hacerlo público, para rebelarme contra lo que consideraba una injusticia y, sobre todo, poder defenderme y defender mi profesionalidad como periodista. Esta vez aposté por una editorial pequeña y nueva. Y, claro, la difusión, la distribución y la publicidad ya no fueron ni de lejos las esperadas. Aunque, eso sí, al menos pude ver mi libro expuesto en estanterías de La Casa del Libro, Fnac y algunas otras librerías de grandes ciudades.

Las experiencias, ambas, me resultaron tan agotadoras, tan extremas, que me quitaron las ganas de volver a escribir algo más allá de los artículos, reportajes y entrevistas en los periódicos en los que trabajaba, Lo seguí haciendo, pero para mí, como un ejercicio íntimo, personal, sin intención de presentarlo a ninguna editorial.

Así surgió mi nuevo trabajo: La sombra del Führer. Aposté por una novela. Bueno, en realidad no sé si se debe considerar así. Dejemoslo en una pequeña ida de olla. La escribí durante el embarazo de mi esposa, un proceso que acabó con el mayor regalo que me ha podido dar la vida, mi hija Naiara, que ahora va camino de los 4 años de edad. Me lancé a escribir sobre un tema sobre el que he leído compulsivamente durante años: la muerte de Hitler y la cuestionable versión oficial de su suicidio. No quise hacerlo como si de un trabajo universitario o periodístico se tratase, aunque supongo que tantos años de profesión dejan su sello, sino a través de un relato novelado que me sirviese de excusa para ir reflexionando y exponiendo los resultados de una investigación fruto, exclusivamente, de esos años de lectura a los que antes hacía referencia.

Pero el destino, o lo que sea, me jugó una mala pasada. El ordenador donde lo tenía escrito se fundió. Murió. Se quedó en negro y se engulló el trabajo. Pagué por uno de los mayores errores que un periodista puede cometer: no guardar copia de sus trabajos. Copia digital, me refiero, porque en papel si la guardé. La que imprimí para hacer las correcciones. Maldije mi suerte y arrinconé esa copia en papel en un cajón... hasta enero de este año, cuando vi en la web de La casa del libro un anuncio que llamó mi atención. Era el de su premio literario. Entonces se me encendió una lucecita. Por qué no intentarlo. Rescaté la copia que llevaba más de tres años olvidada y empecé a pasarla al ordenador. Primero una sinopsis, después el primer capítulo, después el segundo... Y al ver que iba superando fases del concurso me fui animando. Hasta terminar justo en el plazo que marcaba la organización para que entregásemos el manuscrito completo. Molido y sin poder apenas corregir nada del original, o al menos todo lo que a mí me hubiese gustado, pero satisfecho.

Como digo, no me he llevado el premio, pero sí he ganado. Ha merecido la pena. Y mucho. No solo porque haya quedado finalista, que también, claro, sino porque para mí ha supuesto algo más importante de lo que yo mismo podía imaginar. En realidad nunca perdí las ganas de escribir, pero este premio me ha devuelto la ilusión por pelear por lo que escribo, defenderlo. Por seguir aprendiendo, mejorar, caminar... Me ha devuelto, en definitiva, lo que las expèriencias anteriores me robaron.

Gracias.

Ah, y enhorabuena a la ganadora (Ana García) y a la primera finalista, Araceli García (Maya). Han recibido un más que merecido reconocimiento a su trabajo y, sobre todo, a su amor por el oficio de escribir. Me bastaron unos minutos para comprobarlo.


PD: Disculpad por esta entrada tan personal en mi blog, pero me apetecía. Prometo intentar que no se vuelva a repetir.

La foto es de Darius Sankowski.

jueves, 30 de marzo de 2017

Revindicando a TBO

Antes de nada, pedir disculpas por haber tenido abandonado este blog durante cerca de un mes. Como se supondrá, ha sido por causas de fuerza mayor. En este caso, una fuerza mayor positiva para su autor y sobre la que espero poder ofrecer detalles en este mismo blog en los próximos días.

Y he decidido retomarlo con una entrada dedicada al mundo del cómic, una afición que me atrapó hace casi 40 años con unos ejemplares de Zipi y Zape y Mortadelo y Filemón cuya adquisición suponía para mí todo un acontecimiento, una especie de ritual por el que me dejaba llevar todas las semanas, muchas veces de la mano de mis padres o de mi tío Manolo en verano, o que cumplía en solitario si era necesario. Sigo con esa afición, aunque debo reconocer que de forma menos compulsiva. Tres estanterías de mi biblioteca dan fe de ello. Mantengo ejemplares de los personajes de Ibáñez y Escobar, ¡faltaría más!, pero ahora acompañados por otros de Superlópez, Makinavaja, Historias de la puta mili, Mafalda, Batman o Escuadrón Suicida, y otros de autores para un público más 'adulto', como Joe Sacco (muy recomendable).


Y, cómo no, de TBO, un cómic este último, que nació en marzo de 1917 al precio de 5 céntimos, hace justo un siglo, que se dice pronto. Sus historietas, muchas de sus secciones y personajes, me siguen pareciendo pequeñas obras de arte, en algunos casos auténticas novelas gráficas que lograban enganchar. Humor blanco y sencillo, adaptado a los tiempos que le tocaba vivir en cada momento. Tal fue su éxito e influencia que logró que en España se adoptase su nombre para referirse a cualquier cómic.

Desapareció en 1998, apenas 15 años después de que lo adquiriese Editorial Bruguera, curiosamente su principal rival, que no atravesaba entonces precisamente sus mejores momentos. Sus intentos por revitalizar una cabecera que llevaba ya un tiempo languideciendo. Pese a ello, releerlo hoy en día es un hábito que reivindico a todo aquél, nostálgico o no, que guste de ese humor tan característico.

Leo que el Salón del Cómic de Barcelona que empieza precisamente hoy (jueves 30 de marzo) un homenaje. Espero que esté a la altura. Tiene buena pinta, desde luego. Josechu, el vasco, Altamiro de la Cueva o Los Inventos del TBO lo merecen.

viernes, 24 de febrero de 2017

Coto a la agresividad en foros y redes

Me ha llamado la atención un artículo leído hoy viernes (24 de febrero de 2017) en el 'El País' que habla sobre la creciente agresividad en internet y en los foros que los medios de comunicación habilitan para que sus lectores puedan opinar sobre una noticia, reportaje o columna, y la reciente medida al respecto adoptada por el periódico de mayor tirada en Suiza, el Neue Zürcher Zeitung (NZZ). Me ha parecido tan buena, tan acertada y que incide en un asunto de tanto calado en los tiempos que corren que no me he resistido a hacerme eco de ella en este blog.

Ha decidido suprimir los comentarios libres de los lectores en su web y reemplazarlos por tres foros de debate diarios sobre asuntos de actualidad elegidos por la propia redacción del periódico, además de un debate semanal con los periodistas que hayan escrito los artículos que más interés hayan suscitado. 

Es un intento por controlar o poner coto los cada vez mayores niveles de agresividad que caracterizan a los foros de internet, algo que cualquiera de nosotros puede comprobar que no es ni mucho menos exclusivo del país helvético. En nuestro país estamos ya desgraciadamente acostumbrados a leer auténticas barbaridades en los mismos foros, así como en redes sociales, donde la impunidad sirve de arma tanto a determinados intereses como de válvula de escape a quienes solo saben desahogarse escupiendo porquería. La verdad y la mentira apenas se distinguen, da igual lo que es cierto, lo que no lo es, se puede atacar sin pruebas, insultar sin consecuencias, desprestigiar con una facilidad que asusta, manipular la realidad... Se ha impuesto, en definitiva, la barra libre de la degradación y del todo vale.

"Nos dimos cuenta de que los debates no eran productivos, pues no había intercambio de ideas, sino que se repetían una y otra vez los mismos insultos e ideas fijas", afirma el responsable de redes sociales del mencionado diario suizo. Pues eso. Al menos el NZZ hace algo al respecto. Conviene no perder la esperanza de que otros sigan el ejemplo antes de que sea demasiado tarde. ¿O es que interesa que nada cambie?

viernes, 17 de febrero de 2017

Reseña: 'El azar y viceversa', de Felipe Benítez Reyes



  • Título: El azar y viceversa
  • Autor: Felipe Benítez Reyes
  • Editorial: Destino
  • Páginas: 512
  • Precio: 21 euros
  • Sinopsis (de la web de Planeta): Nacido en Rota, un pueblo sureño marcado por la presencia de una base militar norteamericana, el protagonista tendrá muchos oficios, conocerá los caprichos de la buenaventura y de las adversidades, las quimeras cumplidas y los ensueños malogrados, la deriva y el rumbo. Como telón de fondo, la penumbrosa España franquista, los años equívocos y aventureros de la Transición y nuestro presente de oportunistas disfrazados de redentores. Benítez Reyes dibuja un personaje que se quedará grabado en la memoria del lector: un superviviente perpetuo, servidor de muchos amos; un optimista melancólico al que no le asusta la mala suerte. Esta es una historia de contrastes: alegre y estremecedora, realista y enigmática, trepidante y reflexiva, desternillante a ratos y a ratos escalofriante. Como la vida misma.
  • Valoración: 9. Magnífico.

Todos tenemos lecturas que nos han marcado. Por la razón que sea, han dejado en nosotros huella. Maniático como soy en algunas cuestiones, quien suscribe las tiene agrupadas en una misma estantería. Son el tesoro más preciado, posiblemente algo caótico, sin demasiados elementos comunes ni hilos que le otorguen una mínima coherencia ni siquiera para uno mismo. Allí hay una quincena de títulos como Los cinco y el tesoro de la isla (Enid Blyton), Madame Bovary (Gustave Flaubert), El honor perdido de Katherina Blum (Heinrich Böll), El arte del yo-yo (Juan Bonilla), La tres bodas de Manolita (Almudena Grandes), Patria (Fernando Aramburu)... y tres de Felipe Benítez Reyes: Humo, El novio del mundo y El azar y viceversa.

Quizá por eso me cueste tanto escribir esta reseña. Siento un respeto máximo. Y cierto miedo a no estar a la altura. Debo reconocer, además, que siento debilidad personal y literaria por Felipe Benítez Reyes. Eso también influye en el temor a no ser todo lo objetivo que una reseña mínimamente decente requiere. El que sea roteño como yo no tanto, pues nunca he creído en el patriotismo local como argumento para defender las bondades de nada, aunque sí he de reconocer que resultó determinante para que empezase a leerle hace ya un buen puñado de años.

Al lío. El Rányer enamora. Es un sinvergüenza simpático. También un protagonista atípico. Como atípica es también la literatura de Benítez Reyes. El primero es un pícaro de esos que saben ganarse la vida en las circunstancias mas inverosímiles que uno se pueda imaginar; el segundo, un escritor que gusta de recurrir al molde pícaro (expresión copiada del suplemento cultural 'Babelia' del diario El País) para ofrecernos nuevamente una orgía de imaginación e ingenio, una experiencia literaria tan irreverente como estimulante.

'El azar y viceversa' arranca sonrisas y carcajadas, emociones, sorpresas... Conmueve y divierte, y todo con un pulso narrativo de nuevo ejemplar, que consigue atrapar desde el principio. Es Felipe Benítez en estado puro: ácido, melancólico, irónico, sutil, elegante... El que también reconocemos, por ejemplo, en El novio del mundo (será reeditado en enero del año que viene) o Mercado de espejismos (Premio Nadal 2007). Incluso en Humo, ganadora del Premio Ateneo de Sevilla en 1995.

Juan José Téllez decía que este libro es también un homenaje al trapicheo y a la economía sumergida. En parte sí, pero es mucho más. Los escenarios que describe, Cádiz, Sevilla y sobre todo un Rota marcado por la presencia de la base americana en los años del final del Franquismo e inicios de la Transición, sirven de excusa para un ejercicio de estilo y lenguaje magistral que constituye, sin duda, la esencia de esta obra. Al igual que los personajes, no solo el protagonista Rányel, sino también una excelente corte de secundarios.

Creo que es también un sincero ejercicio de memoria (un concepto tan presente en toda la obra literaria de Felipe Benítez). Tiempo, pasado, recuerdo, melancolía, humor, literatura... Un conjunto, en definitiva, que supone un derroche de imaginación y un auténtico regalo para los sentidos.

Como dijo aquél, pasen y lean.

viernes, 10 de febrero de 2017

Esa afición a leer esquelas

Siempre me ha llamado la atención la afición de muchos a leer las esquelas del periódico. Los hay que es lo único que leen con atención del diario que decenas de clientes comparten cada mañana en cualquier bar, mientras pasan mecánicamente las demás páginas. Yo los observo con disimulo, intentando descubrir qué es lo que les resulta tan atractivo. Me resulta fascinante. 

En alguna ocasión he preguntado a algún conocido, familiar o amigo el porqué de esa costumbre. Porque para muchos de ellos se ha convertido en una costumbre, poco menos que un ritual, eso de, por ejemplo, abrir el periódico por las páginas dedicadas a esas reseñas de quienes murieron ayer o en fechas recientes en la ciudad o la provincia en la que estemos. Da igual, la que sea. Lo he visto en Madrid, Tarragona, Reus, Cambrils, Salamanca, Rota o Jerez, municipios todos ellos en los que he vivido por diferentes circunstancias, casi siempre laborales. Y es curioso cómo casi siempre leen hasta la última coma de cada esquela. Eso sí, sucede como con Sálvame, ese programa de cotilleo que nadie reconoce ver pero que lleva años emitiéndose en una cadena de televisión gracias a los índices de audiencia de los que goza.

leyendo el periódico


Una vez de las muchas veces que sorprendí a mi padre leyendo las esquelas del periódico, el mismo que lleva comprando casi 30 años, desde que quien suscribe empezó a escribir en él cuando aun estudiaba periodismo en Madrid. Su respuesta me dejó sin argumentos con los que recriminarle el morbo injustificado que para mí siempre había supuesto esa afición: "Porque me gusta comprobar a qué edad muere la gente y lo que me puede quedar a mí". El dueño de un bar roteño donde solía ir a tomar café todas las mañanas, considerado por muchos como poco menos que la wikipedia de Rota, tenía la misma costumbre, aunque en su caso por un motivo diferente según me confesó: "Por si conozco a alguien". Un amigo de los de toda la vida me dio otra razón que, al igual que las anteriores, quizá por pudor, quién sabe, me pareció incompleta, lo que alimentó aún más mi fascinación por el asunto: "Para ver de qué muere la gente".

Una atracción insondable, en cualquier caso, que me sigue pareciendo de lo más curiosa, porque no acabo de creerme que los motivos de mi padre, de Juan el del bar o de mi amigo Joaquín sean los únicas, ni siquiera posiblemente los más importantes que les empuje a leer con tanto interés las esquelas de los periódicos. Deben ser las mismas razones del éxito de  esa web (me niego a facilitar su dirección) que, además de leer reseñas de medio mundo, ofrece "un servicio gratuito de creación y publicación de esquelas con el objetivo de informar a los seres queridos del fallecimiento, lugar donde será enterrado, funeral, etc.". "Nuestras esquelas son gratuitas y se pueden compartir por Whatsapp, email, Twitter, Facebook, etc.". Leer para creer.

Alguno se preguntará que a qué viene todo esto. No estoy seguro del todo. Quizá por la noticia que vi días atrás en un informativo de televisión (dejo el enlace al final de este texto), que me devolvió de golpe una curiosidad que llevaba ya tiempo dormida. Volvieron a mí las imágenes de mi padre, de Juan el del bar, de mi amigo Joaquín y de tantos y tantos otros hipnotizados por unos textos cuyo poder de tamaña atracción sigo sin entender pero que me provoca una curiosidad considerable. Y lo dice alguien que ha sufrido en sus propias carnes lo que supone tener que redactar una esquela a altas horas de la noche cuando trabajaba en un periódico y pasarla a toda prisa para que llegase a tiempo al cierre de la edición de ese día. A lo mejor ésa es precisamente una de las razones por las que no entiendo el placer que provoca su lectura.

viernes, 3 de febrero de 2017

'Ahí va un periodista'

Me gusta como escribe Manuel Jabois. Hace ya un tiempo que sigo sus columnas en El País. Marida con exquisitez claridad, ironía y elegancia. Puede ser sutil y ácido a la vez, y domina perfectamente el arte del buen escribir, el cual pone siempre a disposición del mensaje, de lo que quiere contar, de la idea que quiere transmitir.

Pero lo que más me atrae de sus artículos es que siempre encuentro una utilidad en ellos. Enseña algo, plasma una reflexión interesante o empuja a pensar en el asunto que aborda. O todo ello a la vez. Al menos a mí. Y lo hace sin adornos innecesarios y situando siempre el foco en lo esencial. Es capaz, en definitiva, de ofrecer en pocas líneas textos valiosos por su profundidad y sus extraordinarias hechuras.



Todo esto viene por su última columna en El País, publicada este pasado miércoles 1 de febrero y que enlazo al final de esta entrada. Habla del futuro del periodismo, centrándose en los diarios de papel, y de los periodistas. Añora "la prensa de antaño, cuando su credibilidad alcanzaba ámbitos extraordinarios". Lamenta que cada vez sea más difícil encontrar periódicos de papel ("adjetivar siempre es reducir, jerarquizar", dice) y que el término periódico a secas se use ya casi exclusivamente para el digital. Apunta incluso que cuando ve a alguien por la calle con un periódico bajo el brazo, lo primero que piensa es "ahí va un periodista". Puede parecer algo exagerado, pero ilustra a la perfección una realidad incuestionable.

Podemos culpar del mal momento del periodismo en general y de la prensa de papel en particular a los tiempos que corren, a la irrupción de las nuevas tecnologías, a la fuerza de internet, las redes sociales y todo lo digital... Son, sin duda, causas que han ayudado a construir su nueva realidad, sí. Pero creo que hay otras más importantes: la ausencia de autocrítica, reconocer lo que se ha hecho mal y rectificar, asumir las razones de una pérdida de credibilidad que ha minado los cimientos de un negocio que se basaba precisamente en eso... Lo dice alguien que es periodista, que ama una profesión que lleva ejerciendo de una forma u otra hace casi 30 años.

El periodismo se ha politizado en exceso, ha caído en el trincherismo, un frentismo en muchas ocasiones más virulento que el protagonizado por los propios partidos, olvidando cuál debe ser la esencia de una profesión bien ejercida. Buscar la verdad con honestidad, profundizar, analizar, explicar, contextualizar... son objetivos que han quedado en un segundo plano frente a otros que en demasiadas ocasiones han acabado prostituyendo una profesión gravemente enferma y con pronóstico más que incierto.

Siempre hay excepciones, claro. Afortunadamente. Pequeños oasis que consiguen que no perdamos la esperanza quienes amamos el periodismo, el de verdad, el auténtico.

Quizá por eso me guste tanto la literatura. Porque, como dice el escritor Adolfo Muñoz, "mientras el mal periodismo utiliza verdades para mentir, la buena literatura nos muestra la verdad utilizando historias inventadas".

http://elpais.com/elpais/2017/01/31/opinion/1485875131_374416.html

(La imagen/dibujo que ilustra esta entrada es de la plataforma de imágenes gratuitas Pixabay)

miércoles, 1 de febrero de 2017

Librerías alternativas

Leer es una experiencia única. Vale, sí, es una obviedad. Los que amamos la lectura lo sabemos, y si tú estás leyendo estas líneas probablemente es porque también te gusta. Seguro que, como a mí, te encanta perder la noción del tiempo en una librería, disfrutar cotilleando, buscando, encontrando, ojeando títulos, dejándote llevar por ese placer de buscar, de descubrir, de sorprenderte. Incluso el proceso de decidir qué te llevas y qué descartas se convierte en una ceremonia de lo más trascendente que puede condicionar tus próximos momentos de ocio.

Es, en definitiva, una experiencia única que merece la pena ejercitar con frecuencia y mimo. Ante las librerías frías, impersonales de un hipermercado o de un centro comercial, reivindico el 'arte' de convertir esa aventura de buscar/comprar uno o varios libros en algo que va más allá, capaz de maridar el proceso de compra con otros atractivos complementarios capaces de multiplicar ese placer en apariencia tan íntimo y personal.

Y aquí es donde entran en juego las llamadas librerías alternativas. Lógicamente, la mayoría se concentran en grandes ciudades como Madrid, aunque también es posible encontrarlas en medianos y pequeños municipios.

El siguiente reportaje se centra en ellas. Fue realizado hace tres años como práctica del ciclo de Realización de Audiovisuales y Espectáculos del Instituto RTVE. Merece la pena.

Personalmente, echo de menos oferta de este tipo en la ciudad donde resido, Jerez, y/o alrededores. Y tengo curiosidad por saber si tendría éxito.


viernes, 27 de enero de 2017

'1984' vuelve a convertirse en un superventas

En su momento 1984 fue una especie de manual del fascismo y el estalinismo de la época (fue escrito en 1949) y hoy pude considerarse un manual de instrucciones de los nuevos tiempos. Tres cuartos de siglo después parece estar más de actualidad y tener más vigencia que nunca. Y su éxito es incuestionable. Los datos lo confirman. ¿Sorprendente? Hay que reconocer que sí, por mucho que el libro de George Orwell guarde tantas similitudes con la época actual pese a haber sido publicado hace casi 70 años.

libro 1984
Las cifras, como decía, lo confirman con rotundidad. El diario El Mundo se hace eco de ellas en el siguiente artículo: http://www.elmundo.es/cultura/2017/01/27/588a59e322601d35178b45fa.html. En el mismo se cuenta que 1984 se ha convertido en superventas en el nuevo Estados Unidos de Donald Trump, donde es número uno de en las listas de Amazon. En España ya es el número 16, que tampoco es poca cosa teniendo en cuenta lo que vende la compañía de comercio electrónico.

Hay más semejanzas de las que podamos creer entre el mundo que se describe en el libro y el actual. Sitúa la trama en un entonces futuro bastante lejano, el año que da título a la obra. Y lo hace en Londres, una ciudad oscura, lúgrube en la que la llamada Policía del Pensamiento controla de forma asfixiante la vida de los ciudadanos. El protagonista está encargado de reescribir la historia para adaptarla a lo que el Partido quiere, la versión oficial que más se ajusta a sus intereses. ¿Te suena de algo ya solo lo que se cuenta en esta corta sinopsis? 

Posverdad, noticias falsas, hechos alternativos, control, vigilancia, Gran Hermano, manipulación de la población, control del pensamiento, pantallas, redes sociales... Son solo algunos de los numerosos conceptos 'actuales' que puedes encontrarte en la lectura actual de 1984. Da un poco de vértigo, sí, pero también nos sitúa ante una incógnita trascendente que puede ayudarnos a comprender el presente: ¿Estamos en un mundo cada vez más orwelliano?

Te dejo este enlace por si te ayuda a formarte tu propia opinión. 

http://www.casadellibro.com/afiliados/homeAfiliado?ca=29226&idproducto=2034881