jueves, 8 de junio de 2017

Reseña: 'Manual para mujeres de la limpieza', de Lucia Berlin



  • Título: Manual para mujeres de la limpieza
  • Autora: Lucia Berlin
  • Editorial: Alfaguara
  • Páginas: 432
  • Precio: 20,90 euros
  • Sinopsis: Con su inigualable toque de humor y melancolía, Berlin se hace eco de su vida, asombrosa y convulsa, para crear verdaderos milagros literarios con episodios del día a día. Las mujeres de sus relatos están desorientadas, pero al mismo tiempo son fuertes, inteligentes y, sobre todo extraordinariamente reales. Ríen, lloran, aman, beben: sobreviven. En la lista de los más vendidos de Estados Unidos desde su publicación. Traducida a más de 14 idiomas.
  • Valoración: 9. Una maravilla.


¡Qué descubrimiento! Leer a Lucia Berlin es una gozada. Huele a verdad. Eso sí, deja un poso amargo, el de saber que no volverá a escribir (murió en 2004) y que, encima, su obra en castellano se reduce, de momento (espero), solo a la recientemente editada Manual para mujeres de la limpieza, una antología de sus relatos. Si 2016 quedará para siempre marcado en mi memoria, en lo literario, por las lecturas de las últimas obras de Felipe Benítez Reyes (El azar y viceversa) y Fernando Aramburu (Patria), tengo claro que este 2017 lo estará por este título, aunque fuese editado el año pasado.

(B.F. estaba) jadeando y tosiendo después de subir los tres escalones. Era un hombre enorme, alto, muy gordo y muy viejo. Incluso desde fuera, mientras recobraba el aliento, noté su olor. Tabaco y lana sucia, sudor rancio de alcohólico. Tenía unos ojos azules de querubín inyectados en sangre, y sonreía con la mirada. Me gustó de entrada.

Un juntaletras como yo se siente pequeño al leer a Lucia Berlin escribir algo así. Pero la satisfacción es tan grande que da igual. Podría llenar esta reseña de líneas y líneas comentando solo ese párrafo.

Algunos de los 43 relatos -aunque quizá fuese más apropiado llamarlos crónicas- son pequeñas obras de arte. Podría quedarme, por ejemplo, con Mijito, Mi jockey, Luto, Triste idiota, Mamá... Pero me parece una injusticia. Cada uno tiene algo que lo hace especial, diferente, único. Humor, melancolía, ironía, acidez, crudeza, dulzura, verdad... Transmite tanto y con una personalidad tan aplastante que uno tiene la sensación de viajar en una especie de montaña rusa a medida que va pasando las páginas. Hay frases que son auténticos mordiscos para el lector.

El de Berlin, una alcohólica inteligente y valiente que trabajó de todo para mantener a sus hijos, como bien la definía José María Guelbenzu en el diairo El Páis, es un caso peculiar. Empezó a escribir muy joven, pero a publicar tarde, ya en los últimos años de su vida. Y el reconocimiento como una narradora excepcional le llegó a finales del pasado siglo.

Han comparado su prosa con la de Proust, Chéjov, Munro o Raymond Carver. A mí me parece que la de Lucia Berlin es tan personal, tan diferente, que creo que la comparación puede llevar a quien no la haya leído todavía a equívoco. Podrá gustarle más o menos, pero lo que es seguro es que nunca antes habrá leído algo parecido.

Berlin escribe con honestidad, demostrando que en ocasiones el narrador es tan o más importante que la narración. Este libro podría considerarse una especie de biografía hacia la madurez de una mujer con una vida de lo más azarosa. Y, como decía al principio de esta reseña, huele a verdad.

Qué de cosas nos hemos perdido por no obervar. Lo decía no recuerdo quién en una reseña de este libro. Estoy totalmente de acuerdo. Es la gran certeza que me ha regalado su lectura. Y la decisión de que no estoy dispuesto a seguir perdiéndome tantas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario